Cuando nos conocimos en septiembre de 2011, Alicia Collado era una mujer de 53 años, divorciada y madre de dos hijos, que acababa de perder su trabajo como asistente ejecutiva del administrador de la ciudad de Irvine, California. También estaba luchando contra la depresión clínica y un trastorno alimentario que la había dejado sin esperanza y sin valor. Tras la repentina muerte de su padre en 2008, Alicia se encontró en una encrucijada. En lugar de trabajar para conseguir una carrera estable o incluso crear un fondo fiduciario para sus hijos, se sintió obligada a invertir hasta el último céntimo en la compra de casas de lujo para cada uno de ellos, algo que a la postre resultaría extremadamente perjudicial para su bienestar. A medida que el mercado inmobiliario seguía cayendo en picado, a Alicia le resultaba cada vez más difícil seguir financiando las costosas viviendas mediante compras en efectivo o pagos hipotecarios. En su lugar, empezó a vender algunas de las propiedades para poder seguir pagando otras. A medida que se desesperaba, Alicia siguió pidiendo dinero prestado a amigos y familiares para poder seguir pagando los intereses de una casa tras otra lo más rápido posible en lugar de dejarlas vacías durante más tiempo. En 2015, este ciclo acabó pasando factura y le costó a Alicia también su matrimonio.
El camino de la recuperación
Alicia fue diagnosticada por primera vez con depresión clínica en 2009. En ese momento, también estaba luchando con un trastorno alimentario que la había llevado a intentar perder peso a un ritmo demasiado rápido para su cuerpo. Recuerda: “Tenía una talla 0 cuando tenía 14 y 16 años, y luego envejecí, y era como una talla 8. Luego me hice mayor, y era una 6, y luego me hice mayor, y era una 4. Y cada vez que me hacía mayor, me hacía una talla más pequeña”. El trastorno alimentario también le causó a Alicia una grave pérdida de cabello y le provocó una severa infección en la cara. Como explica Collado, “tenía acné por toda la cara. Se me fueron las cejas, las pestañas”. La depresión de Alicia se vio agravada por el hecho de que no sólo estaba preocupada por cómo pagar las casas que había adquirido, sino también por cómo mantener a sus dos hijos pequeños. Recuerda: “Intentaba averiguar, vale, ¿cómo voy a salir de esto?”. Cuando empezó a buscar trabajo, descubrió con consternación que muchas empresas no querían contratar a alguien con un historial de depresión clínica. Pero fue su entrevista con el gerente de la ciudad de Irvine -que, irónicamente, trataba sobre su depresión- la que Alicia recuerda como el momento más esperanzador y esperanzador de su vida. “Fui a la entrevista y me sentí muy bien. Estaba muy contenta. Y luego entré en la entrevista y me dije: ‘Huh’. Y me fui. Me volvieron a llamar y me preguntaron: ‘¿Tienes alguna pregunta? Y yo dije: “Sí”. Y pregunté: “¿Por qué estoy aquí? Me dijeron: “¿Por qué no nos lo cuentas?”. Así que dije: “¿Cuál es mi propósito en la vida? Y me dijeron: ‘Estás aquí porque quieres conseguir un trabajo’. Y yo dije: ‘Pero, ¿por qué quiero conseguir un trabajo? Y me dijeron: ‘No lo sabemos, pero esperamos que lo descubras’. Y esa fue la entrevista más esperanzadora que he tenido en mi vida, porque yo no buscaba trabajo”.
La historia de Alicia, día a día
Alicia Collado nació en San Diego, California, de una madre enfermera y un padre instalador de tuberías. Es una de los dos hijos. La incapacidad de su padre para encontrar un trabajo estable hizo que Alicia y su familia se mudaran mucho -vivieron en cuatro estados diferentes antes de que Alicia tuviera diez años- y dice que ella y sus hermanos fueron objeto de un acoso frecuente y extremo por motivos de raza y clase. “Éramos una pequeña familia negra en un barrio mayoritariamente blanco”, recuerda. No es de extrañar que esta experiencia hiciera que Alicia se sintiera insegura y temerosa de los demás incluso cuando era pequeña. “Yo era la más pequeña, la más vulnerable y la más insegura”, explica. “Siempre era la que todo el mundo molestaba, porque no tenía la fuerza física de los demás, y siempre era muy amable y muy abierta, y siempre sonreía. Siempre era la que la gente decía: ‘Qué tonta eres'”. Este era un estribillo común para Alicia, que dice que la gente la llamaba a menudo tonta e insensible, incluso de niña. “Recuerdo que cuando estaba en tercer grado, tenía una amiga que era muy inteligente, y hacíamos los deberes juntas”, recuerda. “Y un día empezamos a discutir sobre quién iba a hacer los deberes. Y yo dije: ‘Yo los voy a hacer porque soy tonta, y tú los vas a hacer porque eres estúpida’. Y recuerdo que mi profesor dijo: ‘No es tonta. Sólo es sensible'”. Alicia también recuerda haber visto carteles en su escuela primaria que decían a los chicos que no hablaran con las chicas y que, en cambio, fueran “intelectuales”. Al carecer de la confianza necesaria para desafiar las reglas, Alicia dice que ella y sus amigos las cumplieron.
El viaje de Alicia hacia la independencia financiera
Alicia Collado era una mujer de 53 años, divorciada y madre de dos hijos, que acababa de perder su trabajo como asistente ejecutiva del director de la ciudad de Irvine, California. Además, luchaba contra una depresión clínica y un trastorno alimentario que la habían hecho sentirse desesperada y sin valor. Tras la repentina muerte de su padre en 2008, Alicia se encontró en una encrucijada. En lugar de trabajar para conseguir una carrera estable o incluso crear un fondo fiduciario para sus hijos, se sintió obligada a invertir hasta el último céntimo en la compra de casas de lujo para cada uno de ellos, algo que a la larga resultaría extremadamente perjudicial para su bienestar. A medida que el mercado inmobiliario seguía cayendo en picado, a Alicia le resultaba cada vez más difícil seguir financiando las costosas viviendas mediante compras en efectivo o pagos hipotecarios. En su lugar, empezó a vender algunas de las propiedades para poder seguir pagando otras. Pero a medida que se desesperaba, Alicia siguió pidiendo dinero prestado a amigos y familiares para poder seguir pagando los intereses de una casa tras otra lo antes posible en lugar de dejarlas vacías durante más tiempo. En 2015, este ciclo acabó pasando factura y le costó a Alicia también su matrimonio.
Lo que estamos haciendo ahora
Ahora que Alicia es económicamente independiente, ha creado una organización sin ánimo de lucro llamada Fundación Alicia Collado para ayudar a otras personas que luchan contra la enfermedad mental o la opresión económica. “Quiero ayudar a la gente a entender que las enfermedades mentales son tan reales como cualquier otra enfermedad y que le pueden pasar a cualquiera”, dice, “y quiero que sepan que hay ayuda ahí fuera, la quieran o no”. La fundación también ofrece asistencia jurídica gratuita a las personas que no pueden pagar las tasas judiciales.
Palabras finales
“Lo mejor que me ha pasado es que me despidan”. Alicia Collado Alicia Collado era una mujer de 53 años, divorciada y madre de dos hijos, que acababa de perder su trabajo como asistente ejecutiva del administrador de la ciudad de Irvine, California. Además, luchaba contra una depresión clínica y un trastorno alimentario que la habían dejado sin esperanza y sin valor. Tras la repentina muerte de su padre en 2008, Alicia se encontró en una encrucijada. En lugar de trabajar para conseguir una carrera estable o incluso crear un fondo fiduciario para sus hijos, se sintió obligada a invertir hasta el último céntimo en la compra de casas de lujo para cada uno de ellos, algo que a la larga resultaría extremadamente perjudicial para su bienestar. A medida que el mercado inmobiliario seguía cayendo en picado, a Alicia le resultaba cada vez más difícil seguir financiando las costosas viviendas mediante compras en efectivo o pagos hipotecarios. En su lugar, empezó a vender algunas de las propiedades para poder seguir pagando otras. Pero a medida que se desesperaba, Alicia siguió pidiendo dinero prestado a amigos y familiares para poder seguir pagando los intereses de una casa tras otra lo antes posible en lugar de dejarlas vacías durante más tiempo. En 2015, este ciclo acabó pasando factura y le costó a Alicia también su matrimonio. Ahora que Alicia es económicamente independiente, ha puesto en marcha una organización sin ánimo de lucro llamada Fundación Alicia Collado para ayudar a otras personas que luchan contra la enfermedad mental o la opresión económica. “Quiero ayudar a la gente a entender que la enfermedad mental es tan real como cualquier otra enfermedad y que le puede pasar a cualquiera”, dice, “y quiero que sepan que hay ayuda ahí fuera, la quieran o no”.